miércoles, 26 de abril de 2017

Oración de un ateo



Cargaste aplomo cediendo terreno a los inseguros, callaste ante falacias por comprender que informan tanto o más que las verdades de quien se miente. Guardaste en el olvido los prejuicios al ser desde siempre alguien prejuzgado y consciente de que detrás de la cáscara habita lo importante.
Permitiste templos en tu barrio, aguantaste sus verdades paciente (…) te hablaron no respetando tu ideal de alumno hasta la muerte, aquellos aferrados a las letras de un libro...frente a los cientos que leíste.
Cruces marcan los asustados frente a la existencia, pues necesitan oligarquía que la estructure y razón capaz de convertir la muerte en otra vida regalo en el celeste. Y sonreíste sin entrar en debates pues encima te exigen que respetes tras llamar a tu puerta para venderte una parcela en el cielo...Y tú dijiste (Soy ateo) no sirviendo más que para comprobar su nivel de respeto pues soltaron, incitaron, pero jamás te convencieron...

P.D. No tengo nada en contra de cualquier creencia, pero si llamas a mi puerta comerciando con fe, escucha y respeta mi ideario, recoge los bártulos, saluda y llama a la siguiente.
La enorme diferencia entre creyentes y ateos es que jamás llamará a tu puerta un ateo intentando, no vender, sólo convencerte.
Esta pataleta viene por la visita inesperada de dos evangelistas que intentaron convencerme tras confesar mi ateísmo.
La existencia no es para mí obra de un creador con ejércitos de ángeles, más bien un crisol efervescente donde cohabitan millones de criaturas, no solo el ser humano...En parcas, lo que tenemos aquí (la propia existencia) es el ansiado milagro que tanto buscan algunos devotos.
Sin más me despido no sin antes desearte de lo bueno lo mejor con un hasta entonces, hasta luego.

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©Dadelhos Pérez