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in duda la evolución personal queda
frenada en seco frente al acomodamiento, mal que azota a demasiados. Eso sí, en
sus quehaceres cotidianos, al tirar del librillo aceptado conocido en otros
lares cual el incendiario que reparte hipocresía por doquier, merman de puros a
máscara.
Sinceramente no entiendo ese obsesivo
intento de quedar bien y pensar que el resto te tiene en alta estima, con el
ególatra eterno de creerte el centro del universo
(mentira)
Basta que brote algo inesperado para que
salgan a relucir centenares de máculas que negaste rotundo en tus conversaciones
repipis de burguesía ensoñación…Ejemplos botones y a
borbotones…
En el famoso librillo no escrito de la
santa perpetua a moda impuesta que tarados cumplen bajo juramento aun sin
pensar, y no me estoy metiendo con nadie, recito descaradas verdades que todos
sabemos pero callamos en aras del buen rollito…
Me centraré en las sacras demonizaciones
tan recurrentes en algunos (la mayoría) cuando exponemos nuestro pasado frente a
recién conocida; mi primera mujer, el diablo. La segunda,
Frankenstein…etc.
Ergo…Sufrí lo que no está escrito…O,
cuando me hicieron soplar en el control de alcoholemia sólo bebí un par de
cañas, no como Andrés que iba turumba…
En parcas lindamos las medias
adentrándonos en lo falaz porque nadie ha roto en su vida un plato (pero hay
guerras) somos los más solidarios (pero hay hambre) nos desvivimos por los
desvalidos (pero hay gente sin hogar) hemos sufrido lo indecible y sabemos
empatizar (pero sonreímos, damos dos palmaditas en el hombro y ofrecemos la
espalda)
De ahí que deduzca sobre las adoradas
buenas que son el perfecto disfraz de las auténticas malas en este bucle de
levantar hombros y soltar mentiras.
P.D. La perfección es
imperfecta a causa del constante movimiento de la existencia. Sin embargo la
hipocresía aceptada es la soga que nos aprieta. Cuando mañana falte el pan en tu
alacena posiblemente despertarás…Mi consejo, si abrazas la hipocresía social, lo
mejor será que no despiertes nunca.
Este raciocinio nace de la petición de
conocido moribundo que escuchó silencios ante su súplica…Ahí tenemos la prueba
que desaprueba nuestra soberbia siempre hipócrita.
Sin más alarde que el desasosiego que nos
desnuda desde la acción o hecho que nos define al dicho verborrea con la que nos
vestimos. Me despido no sin antes desearte de lo bueno lo mejor con un hasta
entonces, hasta ahora.
©Dadelhos
Pérez