viernes, 28 de abril de 2017

CADENAS


Miró desconcertado el reflejo plata que lo visitaba en su última madrugada de penas, gracias al golpe de gracia previsto en la plazoleta, entrada la mañana. Fue extraña sensación que lo empujó hacia la tronera frenado por las cadenas, para observar a la plena escoltada por vanguardia de nubes tenues y sonreír a la que le sonriera...
...No, no. No temo al filo que me espera pues me libera de la condena consciente para aterrizar en la eterna, dormido. Pero bien te digo, diosa que acuna mis anhelos, injusto queda fallecer sin comunicar a quien sea, quién soy.
Si vos quisiera escuchar aquello que amara y perdí, mi devoción por mamá, los comentarios que vertí desde la inocente alma que me compone. Jamás me dejaron expresar dolores simplemente dejándome hablar, ellos y ellas retorcieron mis penitencias llevándolas al terreno personal...
No, no me importa morir decapitado en el circo sin cabeza, sólo quiero confesar que respiro, anhelo pese a no recordar cómo se besa...Sólo quiero hablar para ergo por siempre callar.”
Dicha la última palabra musitada, el reflejo menguó tras arroparse con sábana de nubes sin dejarle de sonreír.

P.D. Es verdad que el mayor tesoro de cualquiera es la vida, pero si lo sometes a la nulidad completa albea en su alma nuevas normas que quebrantan las aceptadas. Puede que desde la desconfianza hacia todos o puede que se convierta en un ignorante, y no por no saber, más bien por ignorarnos. Ergo está ese linde más peliagudo, cuando ni respeta, ni se respeta, atroz juego que sólo invita al tártaro.
Prejuzgar ligeramente y en masa somete al sometido ridiculizado que puede acabar sometiendo o claudicando, tras razonar con aquella que sólo escucha convirtiéndole en un lunático o en un famélico lobo solitario.
Hasta aquí me enrollo para desliarme con taza de café recién hecho, no sin antes desearte de lo bueno lo mejor con un hasta entonces, hasta ahora.


© Dadelhos Pérez