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ay un enemigo que se alía con lo cotidiano
(monótono) y va mermando las capacidades innatas de cualquier ser humano, el
cual, olvida el lienzo de su propia existencia dando brochazos al viento, o para
evitar equívocos, fijándose en aspectos mínimos de lienzos ajenos para
mezclarlos con toneladas de imaginación (en su amplio abanico) prejuzgando cual
sucedáneo de construir anhelos que ni siquiera
recuerda.
No pretendo criticar o señalar pues
empatizo advirtiendo la fragilidad de sus vacíos, aunque desalientan sus
comodidades de avizorar humos en el ajeno, olvidando el tapiz temporal que nos
regala la existencia. Comprender que nada es seguro a pesar de que los días se
presentan casi idénticos, resultaría vitamina capaz de relajar enfermizas
fabulaciones para comenzar a pintar su propia vida,
viviéndola.
Si se desea no es suficiente, el primer
esfuerzo albea en breves aterrizando en la monotonía positiva y siempre dentro
de la creatividad. No intento decir que todo el mundo escriba, pinte o componga
obras maestras pues la creatividad va mucho más allá.
Primero rescatar al niño castigado bajo la
losa de las responsabilidades al ser del todo compatible. No dejes que tus
obligaciones terminen convirtiéndose en
excusas. Y después construye castillos en el aire para compartirlos,
agarra las ganas y sácialas con tu pareja, aparca las medias verdades
comunicándote con los tuyos desde el respeto pero sin armaduras o
escudos.
Siguiendo las primeras directrices de la
vida (las verdaderas) se consigue el ansiado equilibrio para pincelar maravillas
en el lienzo de tu vida.
P.D. Los escudos y armaduras no sólo te
aíslan del resto, gangrenan convirtiendo lo obvio en retorcido. Pinta tu vida de
sensaciones, la única forma de hacerlo es saboreándolas
primero.
Tras pincelar filosofía propia con o sin
cafeína, me despido no sin antes desearte de lo bueno lo mejor con un hasta
entonces, hasta ahora.
©Dadelhos Pérez