Moriré (Prosa poética, breve)
Moriré en el iris donde
yace alegoría que me encuentra tras milenios de búsqueda confusa, tras amatorias
falaces entre clanes amistades por soez necesidad. Clamando aleluya en el
quiebro segundo, en el impío que pierde, en el sincero descaminado por la vasta
verdad que lo compone, por observar el color de la vida a las puertas de las
sombras, sonreír tristezas y llorar vanaglorias…
Moriré en los lazos de
seda que envuelven mi cuerpo en noche cercana, notando marea porosa, tersa,
aroma esperanza vencida, sonido vida, beso tierno, pasión encendida que va
consumiendo los temores, las iras; alimentando el beneplácito sincero de quien
ama sin medida o medias verdades… Por eso, vida mía, moriré en el iris donde
yace alegoría que me encuentra tras milenios de búsqueda confusa, tras segundos
de dudas que insuflaron miedos cuando me acerqué a las ventanas de tu alma
formando parte de tu existencia…
Ahora sólo resta tropezar
con tu mirada en el manto que acecha antes de que las vivas vaguen a su mundo,
enfríe mi corazón moribundo y apague mi vela… Moriré en el iris donde yace
alegoría que me encuentra…
P.D. Soy consciente de
que ricé el rizo en este escueto que ronda epílogo mortuorio, quizás debiera
apuntar en mi agenda de pendientes regresarme al hilo práctico de la narración.
Pero no puedo evitar volar de vez en cuando por laborioso y arduo expresivo que
de seguro no alcanza a todo el mundo… ¿Qué puedo decir? La simplicidad siempre
subyace en complicado pensamiento, supongo que es ejercicio del escriba
simplificar lo del coleto en la pantalla, pero hay ocasiones en las que vence
la voz interior, como en esta… No dejen de sonreír al menos una vez al día, no
es un consejo, es una orden… Hasta ahora mismo, gente.
®Dadelhos
Pérez (La ranura de la puerta) 2016
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