miércoles, 23 de noviembre de 2016

Mi país

Mi país (Micro/drama)


Encrespada aun serena se muestra en mañana adversa la salada que baila, flirtea con la granulada de peinado ondeado, mientras siembran las primeras sombrillas veraniegas, duermen algunos rezagados y surcan los cielos recién amanecidos las gaviotas empeñadas en buscar sustento. Un idílico encerrado entre los lindes del nunca imaginado, al saborearlo desde niño siendo ahora anciano…
Es curioso, incluso ridículo, pero cuando la sangre hierve por juventud siempre tienta y gana buscar más allá del horizonte ignorando el más acá y sus maravillas. Suerte que se cura con el paso de los años, la decadencia en movimiento, la caída incesante de los granos de arena atrapados en el reloj cristalero (…) Media vida buscando paraísos y siempre lo tuve enfrente (…)
― Puede que no podamos reprimir la necesidad de caminar, explorar, conocer…
No sigas por ahí pues tropezarás con frases hechas utilizadas para todo. La necesidad se reduce al momento, y el momento casi siempre se acomoda en el regazo de la necesidad. Hoy no es ayer pese a ser idéntico día. Observa la playa amarillenta coqueteando con el vaivén de la salada turquesa, santa mediterránea conocedora de pérdidas y encuentros. Diosa madre de las viejas tierras que engendraron lo bueno caduco, pasado; que ahora transpira negligencias de cara a las promesas vanas nunca cumplidas. Luego vino América, otra frontera, otra esperanza (…) Pero la cuestión es mucho más sencilla que andar pululando por los cuatro puntos cardinales de la tierra, está en el interior de cada cual, la esencia matriz que nos constituye… Un marroquí pertenece a su tierra a pesar de quemar décadas en el extranjero ganándose el pan, al igual que el resto de mortales. Éste es mi lugar, mi sitio, mi verdadero lapso tras cien mil aventuras en busca del elixir raciocinio que conteste la gran pregunta que cualquiera se formula a lo largo de su existencia…
― Abuelo, no sé dónde carajo pretende llegar. Cada cual transita en busca de su destino decidiendo adónde con o sin preguntas, sin respuestas. Muchos extranjeros terminan…― Interrumpido.
Te equivocas rotundamente, todos sin excepción viven en su patria aun estando a kilómetros de distancia, muchacho. Cuando uno regresa a su tierra natal lo hace a sabiendas de que sigue fluyendo vitalidad en su verdadera patria. Puede que lo haga mucho antes que lo hice yo, no lo dudo; o puede que se queden allá donde se aventuraron tras fortificar lazos que constituyen el auténtico estado de cada cual (…) En mi caso todos los que formaban parte de mi país, murieron (…) Mis padres hace décadas, mi único hermano hace años, mi hijo (…) Mi mujer (...) De ahí que pretenda comprar esta propiedad, la que fue mi hogar cuando niño, la primera, la verdadera… Quiero sentarme en el porche acompañado por taza de café, habano y la grata compañía de la brisa cual caricia, los susurros de la mar… Es lo único que queda de mi país, lo único… Mi patria son los míos, amigo; tras las desgracias sólo me queda el lugar, mi lugar… y el recuerdo.
       P.D. Una bandera, un idioma, un equipo de fútbol, un partido político… Todo es paja que entretiene, distrae e incluso puede llegar a ofuscar. Todos y todas tenemos una patria única que se reduce a la grandiosidad de los nuestros, no importa vivir en la plaza mayor de la urbe delicatesen o en el extremo más gélido de la luna. Cuando sobrevives a todos/as te quedan los lugares que compartiste con ellos, una casa, una playa, un banco en el parque, una fotografía, o simplemente el eterno recuerdo en silencio, sin decir más nada…
®Dadelhos Pérez (La ranura de la puerta) 2016
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