martes, 15 de noviembre de 2016

A vista de ciego (Relato/crítica)



A vista de ciego (Relato/crítica)


Como podéis ver soy sacerdote, me llamo Raimundo, vuestro nuevo profesor de religión a partir de este preciso instante. Supongo que más de uno andará por los universos fastidio frente a la nueva situación. Doy por sentado que todos lamentamos profundamente el percance sufrido por mi antecesor. Pero la vida es eso, mis queridos alumnos, un mero percance socavado por otro casi idéntico aun con diferente argumento. ¿Tienen alguna pregunta o procedo?

―Sí, señor. ¿Cambiaremos de temario o seguirá la línea de la profesora?

Me alegra oír tan bella melodía en mi primer día, casando facilona rima que se asemeja al quehacer diario de cualquiera. Lo primero será dejar las cosas claras entre nosotros, al fin y al cabo pertenecemos a microcosmos particular e irrepetible. No lindaremos con banalidades y no ahondaremos en leyendas. Los milagros importantes no son los escritos por escribas que reprodujeron palabrería en lo que hoy tenemos en un pedestal. Dios es esencia, nada más. Puede que partiera de idea primitiva para domesticar al bárbaro ser humano y acabó desembocando en dominación desmesurada. No seguiremos las pautas de mi colega, no surcaremos los cielos terreros conquistando alucinaciones. Hablaremos de la creencia, su adversa, la inventada y esa realidad que siempre queda sepultada bajo tanta teoría. Espero haber respondido su demanda, joven. De no ser así, le ruego concisión para afinar con más tino mi respuesta.

―Está usted en la clase de religión.

Lo sé, hasta ahí llego, muchacho. Pero debemos preguntarnos qué diantres es la religión para lo práctico en la vida, olvidando lo insulso que no adereza más que mediocridad. Sinceramente, prefiero un buen relato de cualquier escritor basado en la verdad auténtica a las míticas ensoñaciones bíblicas. Les parecerá mentira pero es como es, estamos en el siglo XXI y no existen las crucifixiones como antaño, en eso la humanidad se ha refinado alcanzando cuotas insospechadas. No crean que mi afirmación coarte nuestra tétrica especie, las víctimas son como caudal inagotable que puebla los ríos del planeta al igual que sus verdugos… Agarrar las costumbres del catolicismo suele traducirse en retroceso inevitable al convertirse lo nuevo, fulgurante y revolucionario; en viejo, desfasado y déspota. De tal manera que pasamos de abrazar la idealización que fuera revolucionaria en su tiempo a temer justamente ese término, revolución. La iglesia se ha convertido en un paripé que solo pretende salvar los muebles usando lo que siempre usó desde hace lo que hace, la publicidad. Sin actuar frente a los problemas que azotan al pueblo, es el resultado de ecuación que jamás funcionó. Para la acción se necesitan personas activas no oradores incapaces de limpiar siquiera el polvo del templo.

― ¿Está en contra de la Iglesia?

Estoy a favor de la evolución, muchacho. Omitir realidades es sin duda el peor pecado de todos, siempre que exista el mero hecho de pecar… No quisiera dejarles agrio el paladar con mis primeras afirmaciones, supongo que será mejor comenzar desde el principio olvidando toda la verborrea a la que han sido sometidos. Y eso nos conduce directamente al creador, enigmático, correcto, egoísta… ¿Quién cree en Dios?

(Silencio reinara evidenciando la descreencia de la gran mayoría que acunó la aceptación desde la imposición voceada, esa misma que llama al engrilletado hombre libre pese a caminar asustado hacia el patíbulo)

No deben preocuparse por no creer en ensoñaciones, y olviden la fantochada del diablo, bla, bla, bla… La coacción no conduce más que al enfrentamiento, adoctrinar destrezas siempre albergó más devotos que la tediosa teoría. La religión nos habla de bondades para con nuestro prójimo, buenas palabras de inicio que pretenden justamente eso, iniciar, captar, o para ser más concreto, cazar más fervorosos. Pero tras las estrofas benévolas se esconde la tragedia del desmán que lleva cosechando haraganería desde hace milenios. Si pecas estás con el diablo, irás al infierno y toda esa ristra incomprensible si la colocamos en la balanza raciocinio. Es popurrí de contradicciones que no tiene más propósito que responder a todo, así nos va… No deben más que vivir respetándose a sí mismos, algo relativamente sencillo que cuesta demasiado a algunos, para encontrar el verdadero camino hacia la ambicionada luz, destello o cielo inmaculado custodiado por querubines… Eso que los ateos llaman, muerte…

P.D. Primero la necesidad de llamar las cosas por su nombre, no seudónimo… La mayor temeridad es insuflar temor ficticio con el afán de prevalecer aún lejos de cualquier productividad provechosa. No sirve aparecer rodeado de desamparados en la pequeña pantalla para recordar al mundo las tremendas desigualdades. Si lo hiciera mi vecino con el propósito de intentar ayudar a cualquier desafortunado, lo entendería, pues carece de las herramientas para solucionarlo… Pero la Iglesia si posee el suficiente caudal y poder como para dejar sus puestas en escena y aplacar el problema… Pero supongo que sólo defienden sus negocios que andan muy, pero que muy alejados de la fe… Para que luego me pregunten por mi ateísmo, ellos son sin serlo formando parte del paupérrimo elenco de los mediocres actores sociales… Seguro que dentro de la Iglesia hay buenos, no lo dudo aun dudando de todo lo que tenga que ver con instituciones humos donde también incluyo los despóticos partidos políticos… Al fin y al cabo son el hermano pequeño de la santa apostólica… (Mis disculpas a los creyentes reales y mi indiferencia para el resto que dice serlo, esos del dedo acusador y los bolsillos atestados de pecados)

®Dadelhos Pérez (La ranura de la puerta) 2016
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