A vista de ciego (Relato/crítica)
Como podéis ver soy sacerdote, me
llamo Raimundo, vuestro nuevo
profesor de religión a partir de este preciso instante. Supongo que más de uno andará
por los universos fastidio frente a la nueva situación. Doy por sentado que
todos lamentamos profundamente el percance sufrido por mi antecesor. Pero la
vida es eso, mis queridos alumnos, un mero percance socavado por otro casi
idéntico aun con diferente argumento. ¿Tienen alguna pregunta o procedo?
―Sí, señor. ¿Cambiaremos de
temario o seguirá la línea de la profesora?
Me alegra oír tan bella melodía
en mi primer día, casando facilona rima que se asemeja al quehacer diario de
cualquiera. Lo primero será dejar las cosas claras entre nosotros, al fin y al
cabo pertenecemos a microcosmos particular e irrepetible. No lindaremos con
banalidades y no ahondaremos en leyendas. Los milagros importantes no son los
escritos por escribas que reprodujeron palabrería en lo que hoy tenemos en un pedestal.
Dios es esencia, nada más. Puede que partiera de idea primitiva para domesticar
al bárbaro ser humano y acabó desembocando en dominación desmesurada. No
seguiremos las pautas de mi colega, no surcaremos los cielos terreros
conquistando alucinaciones. Hablaremos de la creencia, su adversa, la inventada
y esa realidad que siempre queda sepultada bajo tanta teoría. Espero haber
respondido su demanda, joven. De no ser así, le ruego concisión para afinar con
más tino mi respuesta.
―Está usted en la clase de
religión.
Lo sé, hasta ahí llego, muchacho.
Pero debemos preguntarnos qué diantres es la religión para lo práctico en la
vida, olvidando lo insulso que no adereza más que mediocridad. Sinceramente,
prefiero un buen relato de cualquier escritor basado en la verdad auténtica a
las míticas ensoñaciones bíblicas. Les parecerá mentira pero es como es,
estamos en el siglo XXI y no existen las crucifixiones como antaño, en eso la
humanidad se ha refinado alcanzando cuotas insospechadas. No crean que mi afirmación
coarte nuestra tétrica especie, las víctimas son como caudal inagotable que
puebla los ríos del planeta al igual que sus verdugos… Agarrar las costumbres
del catolicismo suele traducirse en retroceso inevitable al convertirse lo
nuevo, fulgurante y revolucionario; en viejo, desfasado y déspota. De tal
manera que pasamos de abrazar la idealización que fuera revolucionaria en su
tiempo a temer justamente ese término, revolución. La iglesia se ha convertido
en un paripé que solo pretende salvar los muebles usando lo que siempre usó
desde hace lo que hace, la publicidad. Sin actuar frente a los problemas que
azotan al pueblo, es el resultado de ecuación que jamás funcionó. Para la
acción se necesitan personas activas no oradores incapaces de limpiar siquiera
el polvo del templo.
― ¿Está en contra de la Iglesia?
Estoy a favor de la evolución,
muchacho. Omitir realidades es sin duda el peor pecado de todos, siempre que
exista el mero hecho de pecar… No quisiera dejarles agrio el paladar con mis
primeras afirmaciones, supongo que será mejor comenzar desde el principio
olvidando toda la verborrea a la que han sido sometidos. Y eso nos conduce
directamente al creador, enigmático, correcto, egoísta… ¿Quién cree en Dios?
(Silencio reinara evidenciando la
descreencia de la gran mayoría que acunó la aceptación desde la imposición
voceada, esa misma que llama al engrilletado hombre libre pese a caminar
asustado hacia el patíbulo)
No deben preocuparse por no
creer en ensoñaciones, y olviden la fantochada del diablo, bla, bla, bla… La
coacción no conduce más que al enfrentamiento, adoctrinar destrezas siempre
albergó más devotos que la tediosa teoría. La religión nos habla de bondades
para con nuestro prójimo, buenas palabras de inicio que pretenden justamente
eso, iniciar, captar, o para ser más concreto, cazar más fervorosos. Pero tras
las estrofas benévolas se esconde la tragedia del desmán que lleva cosechando
haraganería desde hace milenios. Si pecas estás con el diablo, irás al infierno
y toda esa ristra incomprensible si la colocamos en la balanza raciocinio. Es popurrí
de contradicciones que no tiene más propósito que responder a todo, así nos va…
No deben más que vivir respetándose a sí mismos, algo relativamente sencillo
que cuesta demasiado a algunos, para encontrar el verdadero camino hacia la
ambicionada luz, destello o cielo inmaculado custodiado por querubines… Eso que
los ateos llaman, muerte…
P.D. Primero la necesidad de
llamar las cosas por su nombre, no seudónimo… La mayor temeridad es insuflar
temor ficticio con el afán de prevalecer aún lejos de cualquier productividad
provechosa. No sirve aparecer rodeado de desamparados en la pequeña pantalla
para recordar al mundo las tremendas desigualdades. Si lo hiciera mi vecino con
el propósito de intentar ayudar a cualquier desafortunado, lo entendería, pues
carece de las herramientas para solucionarlo… Pero la Iglesia si posee el
suficiente caudal y poder como para dejar sus puestas en escena y aplacar el
problema… Pero supongo que sólo defienden sus negocios que andan muy, pero que
muy alejados de la fe… Para que luego me pregunten por mi ateísmo, ellos son
sin serlo formando parte del paupérrimo elenco de los mediocres actores
sociales… Seguro que dentro de la Iglesia hay buenos, no lo dudo aun dudando de
todo lo que tenga que ver con instituciones humos donde también incluyo los
despóticos partidos políticos… Al fin y al cabo son el hermano pequeño de la
santa apostólica… (Mis disculpas a los creyentes reales y mi indiferencia para
el resto que dice serlo, esos del dedo acusador y los bolsillos atestados de
pecados)
®Dadelhos
Pérez (La ranura de la puerta) 2016
Puedes
ponerte en contacto conmigo para cualquier petición mediante el formulario de
contacto sito en el lateral de esta página. Te atenderé con la máxima brevedad.
GRACIAS
POR VISITARNOS.