miércoles, 20 de julio de 2016

Es extraño



Es tan extraño que pierdo norte encontrando esperanza, esa mínima comedia de la consciencia inconsciente que persiste en perseguirte. Esperanzado en tu sonrojo frente a halago que entrego desde el más sincero que alberga mi alma, lejos de la nostalgia padecida durante la hora alejada de tu estampa en eterna primavera. Esperanzado por las risas que albean niñez que pensé caduca y entallecen en nuevas juventudes que me regalas. Esperanzado en el todo de la nada por tu estar, pues incluso alma atisbo en el raso perdido del vacío insustancial, cuando llenas galaxias al caminar con tu natura desde la cocina al salón, desde el enamoramiento al idéntico que te mira, convertido en preso de la vida que regalas en cada segundo de tu existir agotado.
Es tan extraño que pierdo sur encontrando luz, esa mínima que ilumina simpleza reconvertida en proezas que conquistaron mi alma. Encontrando poemas en los poros de tu piel, en cabello ébano que cual catarata desciende hasta el pecado hombros, el anunciado del por siempre y el desechado jamás.
Es tan extraño que pierdo éste en el oeste sentido que figura tu silueta entre soledades revenidas por acompañamientos vividos, una bocanada de oxígeno que desoxida lamentos mermados al recuerdo de nuestros primeros momentos sobre la faz de la tierra, esa nuestra, idealizada hasta materializar en el físico verdadero naciendo lo que naciera y se niega a morir, pese que la muerte golpea en su arduo desenlazar. Siendo reo que ama celda al encontrar libertad en el faro de tu mirada evaporada que fosiliza en el recuerdo de recordarte, un extraño que te extraña dibujando sentimientos en el pálido papel que se alegra, cuando en verso prosado u oda rescatada, reconstruyo lo que fuera en la soledad de quien es incapaz de dejarte de amar, con la esperanza de quien ama sin condición dentro del condicionamiento que le rige.
Si no te lo dije en nuestras albas hermosas, te lo digo en atardeceres otoñales, no existe amor que alcance lo que el nuestro alcanzara, aun pareciéndose a otros de porte belleza, con caras diferentes y gestos semejantes. Pues te escribo apartado del real hostil que anega mis presentes, susurrando un te quiero sincerado en el cuarto de las penalidades condenadas a las alegrías que contagias, desde el mero hecho de resucitarte en pensamiento.
Amor prometido es futuro porvenir, el eterno subyace en el alcanzado que retoña imparable hasta la hora incuestionable donde volveremos a volver. Cruzando mirada en el jardín esperanza que se convirtió pleno en realidades. Como antes y siempre, amor otorgo rubricando al igual que en cada aniversario desde la fecha que me tara, beso que espero y abrazo eternizado desde el recuerdo de mantenerte viva, mientras respire.


(Sustrato, La cohesión del beso. De próxima publicación gratuita)



®Dadelhos Pérez

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