Como
gota
Tiembla leve desde el
precipicio grifo, mermada por aire imperceptible en su afán de
aferrarse al plateado para no estamparse en el fregadero. Ahínco
desespero muestra el líquido sentenciado, obtuso por lo confuso,
enfrentado, tiritando miedos lejos de egos poderosos de cuando corría
mezclado entre sus iguales por mamá corriente antes de ser
secuestrado, absorbido y condenado a buscar luz entre la oscuridad de
cañerías obesas, angostas. Sufriendo paradas eternas, cambio de
temperatura y aceleración final, precipitándose hacia la luz lejana
donde quedara colgado a merced del mal sino, el mismo que sus
hermanas padecieron entre platos porcelana y vasos elitistas, sepelio
sumidero.
Pues igual, idéntico al
sentimiento del que resiste frente a otras que caen ritmando tamboreo
de inicio acelerado, de segundo vencido que entrega silencio presagio
sin ser aceptado por la última que pende nerviosa del grifo,
anulada, sin oportunidad de retroceder a la oscuridad que odiara para
encontrarse con semejantes, homólogos ignorantes del mal destino.
Así me siento al ver
silencio y oír tu silueta, dejando la luz muriendo a manos del
crepúsculo al ir menguando lo que muere, lo que me mata, lo que
condena en eterna suspicacia enrevesada. Buscando motivo sin
argumento capaz de cambiar la hecatombe que se asoma. Puesto ante tus
distancias cercanas soy mera gota de agua enfrentada a la utopía.
Engorda la líquida
descendiendo despacio, copiando el absurdo sinsentido que me aturde
abatido mientras ensueño milagros. Para dejarse caer recordando
felicidades en el vasto caudal del riachuelo casa; jugar con los
peces, alimentar renacuajos; visitar los juncos que protegen las
fronteras del micro-universo equilibrio (…) Ella cae alcanzando el
aluminio infestado de vajilla manchada donde yacen sus hermanas
vueltas charcos espuma, y cuando terminan las manos con guantes goma,
jabón, friegue y secado, la engulle el sumidero depresivo que la
conduce al mar salado.
Nada vuelve a ser lo mismo
por no haber caminado en curso natura de su riachuelo... Siendo un
segundo malogrado quien la condena al cambio averno, lo mismo,
fidedigno a la herida que albergo aun vagando inerte por el ensoñado
trasgresor restado a futura aceptación, lloro cayado frente al
esfuerzo de avanzar hacia el lado inexistente (…) Pues queda
latente que en eso me convierte tu mudez (...)
Desamor soportaría si tu
voz me hablase razonando heridas, las mermas, taras, deseos casuales,
otras metas discernidas desde el fuego que devora tus horas apagadas,
sentada en la mecedora de la ignorancia mientras limas tus uñas
perfectas de gata, esperando la espera como la gota desesperó en el
acantilado finiquito de lecho porcelana e infierno desagüe.
Tan bella y tan perversa
(…) asustada por lastimar con tu actuar petrificado que asesina al
que se aferra al grifo en gresca suicida, sin más salida que caer
derrotado, engullido en el sumidero y perdido en vastos soledad
pronunciando un te quiero entre dientes, adiós con la mano,
humedecida mirada que revierte cuando acepte... Cuando silencie
copiando, marche sin tranco, sueñe sin sueño...
Puede que un lo siento, no
te quiero, no me quiero (…) un hasta siempre, cualquier cosa
evidente, tópicos recurrentes, sirvan para obviar torturas abrazando
tormento. Te prometo que nada diré, sólo oído, beso mejilla
después, cabeza cacha y soltar el plateado calcando a la cabezona
gota de físico dulce que acabó siendo salada en su sepelio vida, en
su caída, desdicha, torpeza o simplemente ignorancia al padecerla,
ignorarse ergo…
Háblame de indiferencia,
pero habla, murmura, despierta...
®Dadelhos
Pérez 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.