COLOSUS(Breve
romancero) por Dadelhos Pérez
Los prados
oro y la tierra yerma que enseña faz al margen de la senda
serpiente, sube cerro y desciende ante la mirada impávida de olivos
viejos con hojas resecas, trilla infierno en el verano condena, allá
en las tierras secano donde canción ancestral naciera. Narrando
aventuras de vidas occisas que restaron penurias alentando esperanzas
entre las aldeas, que hoy viven apacibles en el océano del trigal,
en el plácido lago artificial donde beben las ovejas.
Yo anduve
leguas ignorando treguas que inconsciente buscaba, cual enemigo de la
desgracia que nunca fue ajena. Alcanzando la orilla del poblado de
casas cal, teja vieja; enredadera moribunda que en vez de trepar se
diseca. Y alma mía dijo hasta aquí y mis pies desobedecieron
pensamiento, pues el coleto me guio durante los meses evasivos que me
trajeron los días comprensivos en la casa primera a pocas manzanas
de la plazoleta. Escuchad bien mi llanto interfecto cuando su voz
llamara asustada, y su mirada reina, iluminase mi desconcierto que
marchó rendido como me rendí a tan majestuosa belleza fenecida.
— ¿Quién
sois?
—El coloso
que busca, el caminante que encuentra. La sombra negruzca que produce
la quema del sol estío sobre el tronco rugoso del olivo solitario.
Pues soy el emisario de las plegarias rezos que acude pleno, que
hinca rodilla, que suplica conversa en verso que verse la prosa
sentida, la oda amartelada, la caricia cómplice y sincera… Puedo
ser lo que vos queráis, el sueño despierto, la muerte que rescata,
el dios sin cielo o su adverso solitario en las dunas celestes que
glorias conlleva, llegando perdones que de nada sirven pues de nada
se arrepiente como mal presagio que puedo hacer bueno, hermosura,
belleza.
— ¡Estáis
cómo una regadera!
—Como agua
necesitada que tierra empapa y se pierde rápida tras ser consumida,
yo riego la sabiduría de la ignorancia en mis trancos ritmados que
nada persiguen, pues hacerlo sería perderme en los ingentes caminos
de mi mente hasta no encontrar vuestra única salida. Soy lo que
fuere aun siendo lo que seré, pues en ese cáliz sagrado consagra
esperanza sin espera, tras vislumbrar el milagro que no pediste
saliendo por esta puerta. Soy amor que nada pide, el pan a secas, el
ronronear tierno que eriza vello y despierta la sangre que bulle
pasión en el último segundo y con el vigor de toda una vida entera.
Cuando beso entrega y mieles diluyen los miedos que fluyen ante la
incertidumbre traicionera. Besaros, mi dama, amaros, mi reina. No
existe más motivo que motive la motivación en sacra que resucita la
condena, cuando nuestras miradas se cruzaron en esta hora muerta.
— ¡Maldito
loco, largo de aquí!
—Repite
cantinela que burlara en mente y ahora desespera, soy el coloso que
camina y el caminante que pierde, desvalido confundo y confundido
encuentro la negativa que se repitió en el último pueblo con la
merced que desmereció vocerío insultante en vez de decir en tono
madre, ¿quiere un café? ¿Se encuentra bien? ¿Por el amor de Dios?
Para poder contestar con alma afuera y corazón parado la verdad que
la condena y el anhelo guía que abruma incendiando recuerdo, matando
de nuevo, brotando odios por los quebrados que bajo tierra madre
dejé, y esos otros que aún no llegaron pero llegarán tarde o
temprano… Si amor no sana el odio de quien os habla sin vida,
tendré que serviros la misma medicina para que logréis alcanzar la
empatía que os falta, soltando el lastre receloso y prejuicio que os
sobra en la hora desalmada pues por ella me presento…
Los prados
oro y la tierra yerma que enseña faz al margen de la senda
serpiente…
Bueno, un
romancero enigmático que puede ofuscar a más de un lector/a, ante
todo agradecerte que te molestases en leer mi humilde composición,
es todo un lujo, de corazón. Y por si acaso te encontraste fuera de
juego en este enredado romancero que sólo muestra guiños dejando
amplio margen a la interpretación, el coloso es la muerte que va
visitando y ejerciendo su desagradable labor… Para ser más exacto,
en formato enfermedad… Sí, lo sé, muy enredado y con apariencia
de otro argumento diferente, pero las pistas están colocadas desde
la primera frase.
De todas
formas experimentaba entrelazando dos géneros, a la próxima seré
(cómo diría) más directo, ¿de acuerdo?
Persisto en
que la felicidad te inunde sonriendo al menos una vez al día, con el
corazón en mano. Abrazos virtuales y gracias de nuevo.
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