EL FALSO MAQUI por
Dadelhos Pérez
capítulo
4º, “La quema del templo.”
No los pudieron contener,
la guardia marchó a por los cadáveres regresando a la aldea, al
cuartel, donde los depositaron sobre mesas en el mismo recibidor cual
reclamo de los vecinos. Y me refiero a los llegados de la urbe, los
que caminaban entre idearios cancerígenos y alejados de cualquier
posible convivencia. Le echaban las culpas al general Sanjurjo,
a los partidos católicos, y cómo no, a la iglesia burguesa y
desfasada que chupaba tanto como chupaban los políticos. Un drama
que incendiara en la urbe, siendo aquel nefasto sábado... Bueno,
supongo que habrá oído acerca de las quemas de templos en aquellos
años, fueron realidades heredadas de atrocidades venidas desde el
otro lado. Ambos irreconciliables y extremistas, comenzaron la guerra
civil cuando se sublevó Sanjurjo, lo
que vino después para el país fue la consecución de la misma
rompiendo la legalidad de la república como la intentaron romper
casi desde el inicio de esta, aunque eso es tema que les valió cual
excusa para hacer lo propio con el templo de la aldea, caminando
enrabietados y con chillido de libertades y derechos hacia donde
esperaba el eventual asesino; asesino a la fuerza.
Padre me contó que don
Salvador intentó mediar, calmar ánimos haciéndoles ver que el
templo que pretendían destruir no era de la iglesia, lo construyeron
los lugareños cuando se asentaron en las baldías tierras. Nadie lo
escuchó, señor; cuando la ira gobierna almas, los puños destruyen,
golpean, arañan; convertidos en salvajes famélicos camino de la
destrucción para sentarse en terraza tasca y narrar sus
ensoñaciones, sintiéndose parte de algo que liberará no sé qué,
destruyendo, asesinando.
Don Salvador se vio
obligado, retrocedió cuando los guardias amartillaron arma en nombre
de la república. Incluso fue empujado e insultado. ¿Adivina cómo
le llamaron? Fascista, le señalaron cual fascista, a don Salvador,
el único político de la aldea hasta el momento por petición
popular, para que defendiese los derechos, que una vez logrados, se
convirtieron en pesadilla, acecho constante desde el minuto uno, tal
y conforme anunció el propio edil que aconsejó mantenerse alejados
de las mentiras promesa que auguraban futuros brillantes y solo
traían... Pues, lo de trajo aquella tarde.
Entraron una veintena de
enervados posesos encabezados por los guardias de asalto. El flaco se
levantó alzando brazos y caminando hacia la boca del pasillo
viéndose de nuevo en delicada situación. Aunque no tembló, nada de
eso, sus ojos inyectados por el hastío de tanta violencia parida de
incoherencia vendida cual verdad verdadera, comenzó a mellar en su
agotado espíritu. Unos cuentan que simplemente salió corriendo
escapando por la puerta que daba a la sacristía perdiéndose en las
montañas. Otros, sin embargo, que se entregó sin oponer resistencia
hasta que uno de los guardias disparó arma. La realidad sigue cual
manto bruma por culpa de las interpretaciones políticas. Padre me
dejó claro que escapó por la parte trasera junto al párroco que le
prestó ayuda condicionada. El cura sabía lo que se le venía encima
y necesitaba más del harapiento que el harapiento de él. El templo
fue calcinado cual primer acto en la aldea, la que nunca más
volvería a ser la misma, la que se contagió del cáncer de la urbe
muriendo décadas después.
El resto es la triste
consecución que invadió la aldea contagiada de muerte por el mal
que asolaba el país. El flaco y su aliado por accidente fueron
declarados en busca y captura cuando llegaron los refuerzos al
poblado, medio regimiento de anarquistas sindicales pertenecientes a
la (F.A.I.) que pronto actuaron cual milicia en zona de guerra. Los
comandaba un capitán de la guardia nacional, Berza, el capitán
Berza, que intensificó la búsqueda sin fruto alguno hasta finales
de año, quedando ambos olvidados.
En 1934 retornó nuevo
intento insurrección aunque esta vez del lado radical izquierdista,
hasta que llegaron las elecciones anticipadas en febrero de 1936, la
victoria del frente popular que meses después, el 18 de Julio del
mismo año se levantó el ejército desencadenando la guerra civil. Y
en los tiempos de guerra comenzó su andadura en las serradas cual
defensor, como posteriormente fue bautizado por aquellos que se
unieran a él... Sin duda una gran hazaña aun terminando como
terminó.
Aprovecho para anunciar que esta novela, a partir de ahora mismo, la publicaré todos los Lunes con capítulos enteros y sin publicitar en Google plus. Si quieres seguirla, solo tienes que visitar el blog cada lunes o suscribirte, a tu elección lo dejo. De todas formas, gracias por leer mi humilde literatura, un abrazo sincero y sé feliz, no te pongas excusas, ¿de acuerdo?
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