sábado, 30 de enero de 2016


LA SOMBRA por Dadelhos Pérez



Agita manto pues con ello encara penumbras cuando llanto amaina entre las tripas calle, silencio subyace asesinado por cualquier chasquido. Que mal viniera al son pasado que contamina presente para podrir futuro que queda cual mala quimera en el adentro carne.

Mamá lo sabe, mamá lo calla; navidad en nochebuena que cierne esperanzas rotas durante el resto del año, siendo el ogro malvado mi padre enfermo, mi padre cambiado, mi padre vil por vilezas que confiesa cuando mañana gana y los golpes amoratan rostros de los suyos... Se sienta, se compadece, se disculpa, se marcha y bebe...

Años cargan espaldas de pureza secuestrada cuando mi paso se adentra en la adolescencia, mi gesto traiciona candor moribundo en el segundo que occiso presenta sin la presencia del gordo barbudo que de rojo viste. El regalo fue la cena tras discusión vana en vanagloria prepotente del que rey déspota mata tiempos ajenos e inculca pesadillas futuras...

Mamá llora, mi hermana huye y yo me contengo estoico ante las falacias del progenitor apartado de vida, el que mira encendido, el que suplica clemencias al son bárbaro de sus chasquidos puños aterrizando en ensangrentado rostro de ella... Feliz navidad, resuena en mi mente apretando mis intenciones...

Mamá se pliega, mamá se apaga, mamá se hunde en las miserias del amor falso que aterrizó en su vida maltrecha para destruir bases, sus creencias, su personalidad, su paciencia... Y yo me harto quitándome las alas y apagando el halo candoroso, matando al inmaculado que entre juegos amaba y en realidades despierta...

Paso diera esquivando la engalanada mesa triste, el árbol sesgó sus destellos, el viento abandonó soplidos, dios marchó del cuarto donde en el suelo remaba brazadas desespero la que me entregó su vida, mientras el otro arrasaba lo bueno de sus días culpando en tontería con su aliento pestilente...

¡Qué te crees! ¿Dónde vas?

No soy agua, padre, que apague el fuego que te consume. No soy humilde que se postra ante tu barbarie en ruego hacia etéreo divino, eso lo probé durante toda mi vida y no funciona.Agarré la llave que abre conciencias cobrando su precio, paso frente y mirada chispa esperando que el contrariado abandonase el delirio puñetazos con mi sangre y encauzase lo adverso que cosechó durante décadas.Vida juega, viejo, y muerte gana siempre.

¡Mocoso de mierda!

Punta dirige justicia nada ciega, atraviesa el jersey tejido por mamá en tiempos confusos, tropieza con el hueso malvado del que no cambia y nos consume, solloza alarido sorpresa mientras no aparto mirada de la ajena, de aquella que en pocas ocasiones compartiese conmigo...

Feliz navidad, padre.

Sembré muerte en las tierras exangües contaminando mi alma que escapó de mis carnes convertida en sombra; sombra que me persigue y acusa cual parricida que asesinó a sangre hirviendo, recordando el rostro de mamá inconsciente, el gesto de mi hermana aliviada y la condena de sus libertades convertidas en las cadenas de mis culpas... Estas mismas que execran al hombre bueno que en algún pasado romo fui, y ahora cual parricida convicto bajo llave material correctivo e infierno interno en estigma sombra que anda siempre acechando.

Nunca fui mi padre hasta aquel momento, y ahora, lo soy a cada minuto de mi cautiverio.